sábado, 5 de enero de 2008

De la escuela a la escena profesional


De la escuela a la escena profesional. El Cultural.es. (19/07/03)
La Compañía José Estruch-RESAD estrena en Almagro El hechizado por fuerza.
Una de las pocas salidas que los jóvenes actores encuentran para forjarse en el teatro clásico es la compañía José Estruch-Resad. Un proyecto a camino entre el mundo académico y el profesional, que pretende emular a la Royal Shakespeare Academy pero que carece de los apoyos necesarios para ello. Como todos los años, la compañía acude al Corral de Comedias de Almagro para estrenar. Este año lo hace con El hechizado por fuerza, de Antonio Zamora.Cristina Pons tiene 30 años. De los doce compañeros de promoción que se licenciaron con ella hace cuatro años sólo cuatro se dedican a la interpretación de forma profesional y continuada. “Una compañera trabaja ahora como delineante, dos son camareros.... a mí también me ha tocado servir muchas copas esperando la oportunidad de un casting”, dice Pons. Cada año se matriculan en la RESAD de Madrid más de 300 aspirantes a actores, directores, dramaturgos y escenógrafos que ignoran que con la licenciatura no llega un contrato fijo en un proyecto estable. Muchos licenciados van dando tumbos de casting en casting, hacen sus pinitos en televisión pero son muy pocos los que acceden a formaciones profesionales más o menos estables y de mayor calibre como la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Pons es uno de los nueve actores que junto con Manuel Morales, Roberta Hellín, Alejandro Navamuel, David Alarcón, Ana Ruiz, Luis Moreno, Vicente Camacho y Natalia Hernández forman este año la Compañía José Estruch-RESAD de teatro clásico que va a estrenar en Almagro El hechizado por fuerza de Antonio Zamora. Esta compañía se ha convertido en una de las escasas oportunidades para actores, directores, dramaturgos y escenógrafos de conseguir formar parte de un proyecto teatral profesional con el respaldo de una institución como la RESAD y un escaparate de lujo como es el Festival de Almagro.

UNA ALTERNATIVA PRÁCTICA. La compañía José Estruch-RESAD (toma su nombre del que fuera profesor de la Escuela y discípulo de Margarita Xirgu en el exilio) es un hermoso proyecto que surgió hace seis años del Aula de Teatro Clásico que imparte la RESAD. “No queríamos que el curso se quedara en algo meramente teórico, sino que queríamos brindarles la oportunidad de hacer un montaje profesional”, dice Vicente León, profesor y tesorero de la Asociación José Estruch de la que ahora depende la compañía. “Aquí nadie cobra –asegura– salvo los miembros de la compañía que reciben becas de formación”. El resultado de ese afán por profesionalizar la compañía fue un convenio con el Festival de Almagro –donde desde hace seis años se extrenan puntualmente todos los trabajos de la compañía– y seis títulos estrenados: Escuela de maridos (1997), Obligados y ofendidos (1998), El rufián castrucho (1999), El monstruo en los jardines (2000), Los empeños del mentor (2001), El amor al uso (2002) y El hechizado por fuerza (2003).

Existe una serie de condiciones que limitan el acceso a esta particular compañía: los actores se eligen por un casting que hace el director designado para el espectáculo –este año es Rafael Cea– pero previamente han tenido que ser alumnos del curso de teatro clásico que imparte la Asociación y ser licenciados por alguna de las escuelas de arte dramático de España. Tanto el director como el dramaturgo, figurinista y escenógrafo se eligen “entre los alumnos con mejores notas de la última promoción de la RESAD” que además han asistido al mencionado curso.
Fernando Doménech, uno de los vocales de la Asociación, asegura que la Compañía José Estruch es una iniciativa única en España y que debería tener más respaldo. “Está un poco desasistida –dice–. El presupuesto es exiguo, 18.000 euros anuales (casi tres millones de pesetas) que vienen de la RESAD y de subvenciones del Ministerio de Cultura y la CAM. Nuestro referente es la Royal Shakespeare Academy pero estamos muy lejos de conseguirlo”. Sin embargo, su labor es muy parecida a la que realiza la formación inglesa, que recibe subvenciones sustanciosas y tiene un circuito de exhibición que en España es inimaginable en la actualidad. Curiosamente la formación tuvo un convenio con la Compañía Nacional de Teatro Clásico para poder representar sus obras en La Comedia de Madrid, “aunque con el cambio de dirección de esa institución el convenio no se renovó”, dice David Alarcón, uno de los actores.
JOYAS RECUPERADAS. Otra importante labor que desempeñan la Compañía y la Asociación es la recuperación de textos clásicos que forman parte de nuestro patrimonio cultural pero que, “a pesar de ser muy valiosos, están olvidados”, dice Doménech. Una de esas joyas perdidas por el paso de los años y las modas literarias es El hechizado por fuerza de Antonio Zamora, dramaturgo madrileño que escribió una treintena de obras, muchas inspiradas en Lope. La obra gozó de esplendor a finales del siglo XVII, “incluso Goya tiene un cuadro inspirado en él”, asegura Luis García Araus, quien ha realizado una importante labor de adaptación. “Tiene un comienzo lento y enrevesado pero el desenlace es muy ágil y moderno”. Araus define el texto como “una comedia de figurón, muy divertida, sobre la hipocresía y el triunfo de la inteligencia”.
Manuel Morales, Roberta Hellín, Alejandro Navamuel, Cristina Pons, David Alarcón, Ana Ruiz, Luis Moreno, Vicente Camacho y Natalia Hernández ensayan estos días en un aula de la RESAD junto al director Rafael Cea y el dramaturgo Luis García Araus. Las sandalias fucsias de Pons asoman por las enaguas y las zapatillas deportivas de Moreno desentonan con unas medias de época improvisadas. Durante lo sensayos, en el espacio escénico conviven el atrezzo imaginario y las mochilas tiradas por el suelo de las que sobresalen los libretos subrayados. El ayudante de dirección susurra el verso olvidado y los actores se ríen cada vez que salen de escena. Al recinto llega la música de Chicago, obra de fin de curso que otros alumnos ensayan en el aula de al lado.
Todos los actores de esta compañía creen que ésta es una valiosa ocasión para mostrar su trabajo desde ese “escaparate excepcional que es Almagro”. Muchos de ellos están en este proyecto “porque es una gran oportunidad para trabajar en lo que te gusta”, asegura Manuel Morales. “La situación está muy mal, hay mucho intrusismo, es difícil acceder a los castings y cada director trae su equipo. Cuando sales de la escuela llamas a muchas puertas pero ninguna se abre” dice Luis Moreno, uno de los más afortunados de la formación ya que actualmente trabaja con Flotats en París 1940. El director, Rafael Cea, cree que “todo está muy burocratizado y que el mayor problema en España es que no existe un mercado profesional. Esto se ha convertido en un círculo cerrado”.
EL SUEÑO DE UN REPARTO ESTABLE. Navamuel cree que no existe un circuito apropiado y que ni siquiera es fácil tener acceso a las salas alternativas: “Al final uno acaba poniendo dinero y produciéndose todo”. Al igual que Morales, Alarcón y Vicente Camacho todos han tenido experiencias en formaciones profesionales como La Cubana o incluso la CNTC. La formación de un elenco estable es imposible por costes y porque la compañía carece de un circuito al que poder acceder. Estos nueve actores aseguran que se encuentran muy desasistidos y que ayudas como éstas son necesarias pero muy escasas.
Después de las dos noches en el Corral de Comedias el futuro de estos jóvenes es incierto. Muchos volverán a sus propias compañías, “la única forma de poder hacer algo”. Moreno lo hará con su compañía Pos-pos, Hellín con “Fuegos fatuos”, Hernández con “Túeresboba” y Alarcón volverá “a mis animaciones en despedidas de solteros, a pesar de haber trabajado en la Compañía Nacional de teatro Clásico”.
Itzíar De Francisco. El Mundo. 11 de julio de 2003

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